A partir de crónicas que registran los derechos que están en riesgo aquí y ahora, Más que nunca se pregunta cómo traccionar la memoria condenatoria del terrorismo de Estado para que intervenga en el presente, ahí donde se ven los frenos que impiden avanzar en la distribución de la riqueza, la timidez para abordar la responsabilidad de las empresas en la crisis socioambiental, la sacralización de la propiedad privada, la naturalización de las vidas precarizadas y del racismo. Con ese objetivo, explora los límites que encorsetaron a la democracia, e invita a pensar qué contraponer a eso, cómo lograr una articulación entre el Estado y las experiencias de organización social y qué nuevos acuerdos vamos a asumir. También en esos debates se plantea qué respuesta dar a los jóvenes que dicen no fueron 30.000 como una forma de rebeldía frente a lo que perciben como un discurso oficial, instalado con la fuerza de una policía del pensamiento.
A partir de crónicas que registran los derechos que están en riesgo aquí y ahora, Más que nunca se pregunta cómo traccionar la memoria condenatoria del terrorismo de Estado para que intervenga en el presente, ahí donde se ven los frenos que impiden avanzar en la distribución de la riqueza, la timidez para abordar la responsabilidad de las empresas en la crisis socioambiental, la sacralización de la propiedad privada, la naturalización de las vidas precarizadas y del racismo. Con ese objetivo, explora los límites que encorsetaron a la democracia, e invita a pensar qué contraponer a eso, cómo lograr una articulación entre el Estado y las experiencias de organización social y qué nuevos acuerdos vamos a asumir. También en esos debates se plantea qué respuesta dar a los jóvenes que dicen no fueron 30.000 como una forma de rebeldía frente a lo que perciben como un discurso oficial, instalado con la fuerza de una policía del pensamiento.
necesarios
para construir
la democracia
del futuro