El 18 de julio de 1994, el atentado a la sede de la AMIA provocó 85 muertes y más de 300 heridos.
Veinte años después, tanto los responsables del atentado como los del encubrimiento permanecen impunes y las víctimas, sus familias y la sociedad en su conjunto siguen sin saber la verdad de lo que sucedió.
El CELS patrocina a Memoria Activa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Hoy, les hacemos llegar nuestra solidaridad con las víctimas, sus familiares y amigos y nuestro acompañamiento en la búsqueda de justicia y la lucha contra la impunidad.