Hoy, cinco años y ocho meses después de su desaparición, se encontró el cuerpo de Luciano Arruga.
Luciano estaba enterrado como N.N en el cementerio de la Chacarita. A partir del habeas corpus presentado por su familia, la APDH La Matanza y el CELS, en julio el juzgado federal comenzó a coordinar acciones para buscarlo.
A partir del cotejo de huellas dactilares realizado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, hoy sabemos que, según consta en el causa judicial, la noche de su desaparición Luciano fue impactado por un auto en la Avenida General Paz y Emilio Castro. Fue trasladado por una ambulancia del SAME al hospital Santojanni donde lo operaron. Falleció a las 8 de la mañana del 1 de febrero de 2009.
La aparición del cuerpo de Luciano Arruga marca el inicio del camino de la verdad. Hoy, la causa está en el juzgado federal, a cargo del juez Juan Pablo Salas, quien continúa investigando las circunstancias en las que se produjo la muerte.
El cruce de información que permitió encontrar el cuerpo del joven se hizo cinco años y ocho meses después de que la familia comenzara a buscarlo. Durante todo este tiempo, sus familiares fueron maltratados y desatendidos por la justicia de la provincia de Buenos Aires. Desde el momento en que Luciano fue visto por última vez múltiples instituciones del Estado intervinieron. Ninguna de estas instituciones buscó a Luciano ni se ocupó de investigar con seriedad para encontrar una respuesta. Una medida tan elemental como el cotejo de huellas, llevó casi seis años de un terrible derrotero judicial para la familia. Dos investigaciones judiciales desatendieron el caso: la que tenía que buscar a Luciano y la que archivó una causa en la que había un menor de edad fallecido sin hacer ninguna investigación.
Estos seis años muestran la discriminación y el desprecio de las instituciones y de la justicia hacia los jóvenes pobres como Luciano Arruga. Este trato discriminatorio está por detrás de la desidia de las instituciones y el poder judicial frente a su desaparición.
Se abre ahora una nueva etapa en que las agencias del Estado deben trabajar para reconstruir toda la verdad de lo que pasó con Luciano Arruga en las horas anteriores, previas y posteriores a su desaparición y muerte.
Encontrar el cuerpo de Luciano es fundamental para sus familiares, para los colectivos que acompañamos esta búsqueda y para toda la sociedad. Marca el inicio de un proceso de averiguación de la verdad de su muerte y de las responsabilidades implicadas en su desaparición. Este debe ser un punto de inflexión en el modo en que las instituciones del Estado actúan frente a la desaparición de personas.
Pedimos a las empresas de medios de comunicación que respeten la intimidad de la familia y que utilicen de manera responsable la información. Lamentamos tener que hacer este pedido, ante las imágenes difundidas esta tarde por algunos medios de comunicación y el tratamiento sensacionalista que le dieron a la terrible situación por la que pasa su familia.
Acompañamos a la familia y amigos de Luciano Arruga en este momento que marca el final de un proceso que los honra y el inicio de otro tiempo.