Durante la reunión, los comisionados señalaron que el informe de la CNV, presentado el 10 de diciembre, es un paso significativo en el proceso de averiguación de la verdad sobre lo ocurrido entre 1964 y 1985 durante la dictadura militar brasileña. La Comisión pudo comprobar y detallar la muerte de 191 personas y la desaparición de otras 243, de las cuales solo se encontraron 33 cuerpos. El informe concluye que los crímenes fueron resultado de una acción sistemática y generalizada del Estado.
Los comisionados destacaron el valor de la prueba documental que en los últimos tiempos se intercambió entre la Argentina y Brasil. Los documentos del archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y de la Policía Federal, entre otros, fueron utilizados en la elaboración de los capítulos que abordan la participación de la dictadura brasileña en graves violaciones a los derechos humanos cometidas en el exterior y la coordinación represiva establecida por el Plan Cóndor. Durante el encuentro se subrayó además la relevancia del material aportado por las autoridades brasileñas durante el trabajo de la Comisión que será útil para esclarecer los casos de varios ciudadanos argentinos secuestrados y desaparecidos en Brasil. Los comisionados señalaron que los datos fueron obtenidos a pesar de la negativa de las Fuerzas Armadas a aportar información y enfatizaron la necesidad de que el Estado brasileño conforme un órgano de seguimiento a las recomendaciones plasmadas en el documento final.
Los comisionados –presentes en Buenos Aires para recibir el Premio Internacional de Derechos Humanos Emilio F. Mignone– entregaron al archivo del CELS una copia del informe final elaborado por la Comisión y participaron de una reunión con representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, del Ministerio de Seguridad y de responsables de distintos archivos del país. Celebramos la presentación de este valioso informe que avanza en garantizar el derecho a la verdad y anhelamos que signifique para Brasil, como ocurrió en otros países de la región, el comienzo del camino de la justicia por los crímenes de lesa humanidad.