Hoy el CELS y la APDH La Matanza alegamos en el juicio por las torturas de las que fue víctima Luciano Arruga mientras estuvo detenido en el destacamento de Lomas del Mirador, La Matanza, provincia de Buenos Aires, el 22 de septiembre de 2008.
Luciano Arruga tenía 16 años. Ese día fue detenido de manera irregular y llevado al destacamento, un lugar que no está habilitado para alojar detenidos y prohibido expresamente para menores de edad. Allí fue encerrado en la cocina, estuvo aislado, incomunicado y privado del derecho de ver a su familia durante 9 horas. Durante su detención recibió golpes, trato inhumano y amenazas.
En este juicio se analiza la responsabilidad del ex policía bonaerense Julio D. Torales, quien estaba a cargo del destacamento en ese momento y fue identificado por el joven cuando les contó a su madre y a su hermana lo que le había ocurrido. A lo largo del juicio los testigos relataron cómo los golpes, las amenazas, la detención prolongada y el aislamiento afectaron a Arruga en su integridad física y psíquica.
La voz de Luciano Arruga estuvo presente a lo largo de las audiencias en las palabras de su madre, su hermana y sus amigos. Vanesa Orieta recordó en su testimonio que él, cuando escuchó que ella estaba en el destacamento le gritó: “Vane, sacame de acá que me están matando a palos”.
Cuatro meses después Arruga desapareció en circunstancias que están siendo investigadas por la justicia federal. Como muchos jóvenes pobres que viven en los barrios populares, Luciano era estigmatizado, discriminado y hostigado por integrantes de la Policía Bonaerese. Su familia, en todas las ocasiones en que tuvo que reclamar por él sufrió también distintas formas de maltrato. Este trato violento es una muestra de las prácticas discriminatorias que muchas veces han sido reproducidas, consentidas o legitimadas por el Poder Judicial. Por eso este juicio es una oportunidad para que la propia justicia dé un mensaje sobre la prohibición de estas prácticas naturalizadas.
El CELS y Juan Manuel Combi, de la APDH La Matanza, representan a Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga.