Matías Carbonell, de 24 años, murió el 12 de noviembre de 2010, luego de 24 días de internación en el Hospital Penna donde fue tratado por el gravísimo cuadro de salud con el que había llegado el 19 de octubre, derivado del Hospital Borda.
El 15 de julio de 2016, en representación de su familia, pedimos al Poder Judicial el procesamiento de 11 profesionales del Borda, que fueron responsables de los hechos que llevaron a Matías a la muerte y de las maniobras de encubrimiento de lo que ocurrió en el hospital. También solicitamos que se impute a tres de ellos por hechos de tortura sobre Matías durante sus últimos meses de internación.
Cuando Matías ingresó al Penna los médicos señalaron una serie de lesiones físicas y quemaduras compatibles con el pasaje de corriente eléctrica, y de inmediato realizaron la denuncia policial. Las pericias que se hicieron durante la investigación probaron que esas quemaduras no pudieron pasar inadvertidas para los profesionales del Borda, lo que reafirmó la sospecha de que la intención fue ocultarlas.
La muerte de Matías no responde a la negligencia profesional, sino a la falta de tratamientos adecuados y al abandono generalizado.
En diciembre de 2009 Matías había sido trasladado en forma violenta desde el Servicio 25-B al 14-22 del Borda. Sobre este sector pesaba una medida cautelar de cierre urgente por las condiciones peligrosas y humillantes en las que se encontraban las personas internadas. Sin embargo, seguía funcionando. En 2010 aumentaron tanto las agresiones hacia Matías como el estado de abandono. El joven atravesó una internación en condiciones denigrantes. Fue víctima de malos tratos y tortura y soportó diversas formas de violencia y hostigamiento por parte de los profesionales. Había sido elegido por sus compañeros como delegado y era el impulsor de reclamos para lograr mejores condiciones de internación.
El 13 de septiembre de 2016 la jueza Wilma López dictó el procesamiento de seis funcionarios del Hospital Borda: Roberto Luis Capiello –psicólogo y jefe del servicio–, Fabián Gustavo Pintow y Silvia Beatriz Scheweitzer –psiquiatras que prescribían la medicación a Matías– y los enfermeros Hugo Alfredo Dospital, Ismael Ricardo Portillo y Jorge Héctor Mastricola. Los procesó por abandono de persona seguido de muerte, por haber omitido su deber de denunciar las quemaduras por electrocución que tenía y por las maniobras de sustracción de prueba.
Dos meses después, la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal confirmó los procesamientos. Para los jueces Mario Filozof y Julio Marcelo Lucini quedó demostrado el riesgo al que estos profesionales expusieron a Matías “en virtud de un tratamiento profesional y farmacológico inadecuado” y concluyeron que en el 14-22 “la desidia frente a los pacientes era sistemática”.
Consideramos que los funcionarios procesados deben ser apartados de sus tareas hasta que el proceso judicial termine, pero esta situación no se produjo.
A siete años de la muerte de Matías, estamos a la espera de que la causa sea elevada a juicio, como un paso concreto de justicia para Matías y su familia.