El 26 de julio, la Sala Penal de la Corte Suprema de Paraguay absolvió a los once campesinos condenados por la “Masacre de Curuguaty” y ordenó la libertad inmediata de cuatro de ellos, que seguían en prisión.
Hace seis años, el 15 de junio de 2012, una balacera contra campesinos paraguayos en un predio en Campos Morombi, en el departamento de Canindeyú, dejó 17 víctimas fatales -once campesinos y seis policías- y más de 50 heridos. Pocos días después, el 22 de junio, el Congreso de Paraguay destituyó al presidente Lugo con una celeridad inusitada y sin ajustarse a las garantías de imparcialidad y del debido proceso. La decisión se justificó en el desalojo violento ocurrido días antes en la localidad de Curuguaty. Tal como denunció el CELS en su momento, lo ocurrido en ese país representó una grave regresión que afectó no sólo al pueblo paraguayo, sino a América Latina en su conjunto, como lo reflejó pocos años después el caso de Brasil. Tras la ruptura democrática, once campesinos fueron detenidos, procesados y condenados por los hechos en procesos llenos de irregularidades.
La sentencia de la Corte Suprema paraguaya consideró la gran cantidad de evidencia que desde la época de los hechos señalaba que los imputados no podrían haber sido los autores de los disparos que provocaron aquellas muertes. De esta manera, el tribunal realizó una importante contribución para la restitución de la verdad sobre lo ocurrido. La decisión pone en evidencia el carácter sesgado de este proceso, traducido también en la falta de investigación sobre la responsabilidad de los agentes policiales que intervinieron en el operativo y la posible presencia de terceros armados, como también respecto de los vínculos políticos de Jalil Rachid, fiscal responsable de la acusación contra los campesinos, con los sectores que encabezaron el juicio político de Lugo.
Tras la absolución de los campesinos, se vuelve imprescindible avanzar en la investigación para la determinación de los verdaderos responsables por la “Masacre de Curuguaty”.
*Dibujo: Azul Blaseotto.