Trazo Mutable, la muestra del artista Máximo Corvalán-Pincheira reúne videos, performances, instalaciones, obras escultóricas y fotografías, que son el resultado de un trabajo con más de 40 migrantes en tres continentes. La historia de Máximo es particular, pero con una trayectoria reconocible para muchas familias atravesadas en forma directa por la persecución política de las distintas dictaduras militares de los años 70. Como lo explica él mismo en el texto de la muestra: “Después de la desaparición de mi padre, el 11 de septiembre de 1973, desde el Palacio de La Moneda, mi madre, quien también era perseguida y estaba embarazada de mí, decide solicitar asilo político en la embajada de Colombia. Así fue como nos embarcamos por 17 años en una experiencia de vida nómade, que transcurrirá en Bogotá, Colombia; Berlín, Alemania; La Habana, Cuba; y, finalmente, Ciudad de México, donde nos acogieron por 10 años. Evidentemente, nuestra salida no fue voluntaria, como tampoco lo es la migración forzada a la que se deben enfrentar, hoy en día, una cantidad ingente de seres humanos de todos los continentes”.
La muestra está atravesada por la curiosidad y las preguntas: cómo adaptarse a una nueva lengua y cultura, cómo se construye la identidad, qué es un Estado y qué una nación, qué significa no ser ciudadano, cómo representar el problema migratorio.
Para la muestra en el Centro Cultural Matta, Máximo realizó también una obra específica, Hacerse la América, a partir de una investigación en la Argentina y desarrollada gracias al apoyo de CELS. Como parte de este proceso, Raisa Ortiz Cetra, integrante del equipo internacional, compartió su experiencia como migrante brasileña y las estrategias que utilizamos desde el CELS para promover la defensa de los derechos de las personas migrantes.
*Foto: Máximo Corvalán-Pincheira, La ropa sucia se lava en casa II, 2017, acción instalativa y video registro.