Presentamos al ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano, observaciones a la candidatura de Gabriel Emilio Vandemberg para Juez de Cámara en los concursos 366 y 367 y para vocal de la Cámara Federal de Casación Penal. Nos parece oportuno que el Poder Ejecutivo analice sus antecedentes, más allá de lo estrictamente académico y laboral.
En 2002, cuando era fiscal de Lomas de Zamora, reaccionó de forma preocupante frente a hechos delictivos de los que habría sido víctima, repeliéndolos mediante el uso de armas de fuego. En agosto de ese año, según relataron numerosas fuentes periodísticas, persiguió en su auto particular, secundado por su custodio de la policía bonaerense, a tres presuntos delincuentes que lograron escapar. Lo hizo por las calles de Almirante Brown y las arterias céntricas del distrito de Lomas de Zamora, donde comenzó un tiroteo.
En otro episodio, en mayo del mismo año, reaccionó de forma similar: “Cuatro asaltantes, a bordo de dos autos, lo interceptaron y el fiscal, ocultándose detrás del mismo Ford Ka, sacó de la cintura su arma, una Glock calibre 40, y se defendió a los tiros. Los hijos del fiscal estaban en el interior de otro coche, un Ford Scort rural, que quedó en medio de la línea de fuego. Dos delincuentes sufrieron heridas y el propio Vandemberg recibió un balazo en su pierna derecha”.
Reacciones de este tipo, en las que el uso de armas de fuego por particulares queda reivindicado, son problemáticas para el impulso de políticas de desarme y reducción de la violencia. Entendemos que estos antecedentes son relevantes a la hora de evaluar su perfil como futuro juez del máximo tribunal penal del país y que no resulta conveniente la integración del mencionado tribunal con postulantes cuyo apego a los valores democráticos se encuentra fundadamente cuestionado.
Lea acá la nota completa.