La visita que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, en septiembre de 1979, fue un punto de inflexión para la construcción de la verdad sobre las violaciones ocurridas durante la dictadura y la lucha por los derechos humanos en nuestro país.
Durante los 14 días en los que se extendió la visita, la Comisión desplegó una intensa agenda de trabajo: recibió más de 5800 denuncias en Buenos Aires, Tucumán y Córdoba, visitó las cárceles en Resistencia, Magdalena, Rawson, Córdoba, La Plata, Olmos y la cárcel de Villa Devoto y Caseros, en donde entrevistó a cientos de personas detenidas y presas políticas, además mantuvo audiencias con las principales autoridades militares, dirigentes gremiales, empresariales y de distintas iglesias.
El rol del movimiento de derechos humanos fue crucial para la efectividad de la visita. Emilio F. Mignone fue una figura clave en la construcción y consolidación del vínculo entre la CIDH y los organismos de derechos humanos de Argentina. En enero de 1977, denunció en la CIDH la detención y desaparición de su hija Mónica por parte de las fuerzas armadas.
Una vez anunciada la visita, en diciembre de 1978, el trabajo colectivo de las organizaciones se intensificó. Emilio realizó viajes y reuniones con los comisionados. Los organismos de derechos humanos difundieron la visita y convocaron a los familiares a realizar sus denuncias. Informaron la importancia de acreditar y documentar los secuestros y las detenciones a través de documentación oficial, habeas corpus, actas policiales, testimonios. Fundamentalmente realizaron un gran esfuerzo de organización de la información: estudiaron rigurosamente los casos, los agruperon a partir de patrones específicos de violaciones, elaboraron gráficos estadísticos, listados exhaustivos y sistematizaron la información.
Esa enorme labor de preparación y el intenso trabajo durante la visita permitieron arribar a un dictamen irrefutable. En abril de 1980, la CIDH publicó el informe sobre la visita en donde dio cuenta de la masividad de los crímenes y la responsabilidad oficial en ellos. La solidez de las pruebas acercadas por los familiares le permitieron demostrar la centralidad de la desaparición forzada en el funcionamiento represivo de la dictadura, las torturas, los enterramientos clandestinos, las apropiaciones de niños y las detenciones arbitrarias.
Para el CELS esta visita constituye además un acontecimiento fundacional, ya que es en el marco de estas acciones que se fundó la organización y se definieron sus estrategias, que continúan hasta la actualidad: el litigio, el trabajo internacional y la documentación e investigación en derechos humanos.
La muestra
La muestra “1979-2019 La visita de la CIDH. El ocultamiento de la ESMA. La verdad se hace pública”, en el Museo Sitio de Memoria ESMA estará expuesta hasta diciembre.
En la primera sala podremos ver cómo la dictadura buscó ocultar la ESMA: el grupo de tareas realizó todo tipo de estrategias para tapar cualquier indicio de actividad represiva dentro del lugar. Para eso, trasladó el centro clandestino a uno provisorio en el Delta del Paraná, la Isla El Silencio, adonde llevaron detenidos y detenidas.
En la sala “La verdad se hace pública”, que elaboramos en conjunto con Memoria Abierta, reflejamos la importancia que tuvo esta visita en nuestra sociedad y en particular para el movimiento de derechos humanos, a través de documentos históricos de estas organizaciones. La sala está ordenada en tres partes: una primera que recupera el enorme trabajo de preparación que realizaron las organizaciones de derechos humanos, una segunda parte que cuenta la gran agenda de trabajo que llevó adelante la Comisión en su visita y la tercera parte, relata el significativo impacto del informe que elaboró la CIDH y la importancia que tuvo para la lucha de los derechos humanos.
Leé en este enlace el documento entregado por la mesa de organismos a la CIDH.