En 2012 la Argentina pidió a Francia la extradición de Mario Alfredo Sandoval para que enfrente ante un tribunal los delitos de lesa humanidad que se le atribuyen. El proceso fue largo y Sandoval agotó todos los recursos legales para evitar responder por el secuestro de Hernán Abriata, en octubre de 1976, y su traslado a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención y tortura, en el que desaparecieron más de cinco mil personas durante la dictadura. En ese entonces, Sandoval era agente de Coordinación Federal.
Hernán Abriata era militante de la Juventud Universitaria Peronista, tenía 24 años y estudiaba en la Facultad de Arquitectura de la UBA. La familia de Hernán nunca dejó de buscar justicia. En 2016, cuando el ex presidente de Francia François Hollande visitó la Argentina y el Parque de la Memoria, le pidieron a través de una carta que concediera la extradición del ex comisario, ahora ciudadano francés. Fue durante esa visita que Hollande anunció la decisión de desclasificar documentación de Francia sobre la última dictadura cívico militar argentina.
Sandoval salió del país en 1985, cuando el Juicio a las Juntas Militares mostró la voluntad de investigar y buscar justicia por los crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado. Si bien la extradición impulsada a partir de la investigación del juez Sergio Torres se concedió por el secuestro y la desaparición de Hernán Abriata, el juez entendió que hay pruebas para acusarlo también por otros casos. La trayectoria de Sandoval lo liga a numerosos crímenes como los secuestros y desapariciones de familiares y religiosas de la iglesia de la Santa Cruz, el secuestro, la desaparición y la muerte de Rodolfo Walsh.