Ayer, viernes 22 de mayo, Jorge Marcheggiano, quien estaba internado en el servicio 15 del Borda, fue atacado por cinco perros mientras caminaba por el parque del hospital. Fue trasladado al Hospital Penna y a las pocas horas murió como consecuencia del ataque.
El jueves 7 de mayo, presentamos una acción de amparo colectiva por la gravísima situación que se vive en los cuatro manicomios porteños y pedimos medidas cautelares urgentes de prevención y protección hacia les usuaries y les trabajadores. Dentro de las medidas cautelares habíamos incluido la necesidad de erradicar las jaurías que habitan en los predios de estos hospitales por su peligrosidad. El Gobierno de la Ciudad dijo que no existían tales jaurías.
Las personas encerradas en estos lugares están bajo tutela estatal, por lo tanto, el deber de cuidado es una obligación irrenunciable. Las autoridades políticas y las del Hospital Borda son responsables por este gravísimo hecho que deberá investigarse de acuerdo a los estándares del Órgano de Revisión Nacional sobre las muertes ocurridas en contexto de encierro psiquiátrico. Al respecto, el organismo ofició a las autoridades y solicitó medidas preventivas y reparatorias urgentes.
La muerte de Jorge es la triste fotografía de la institución manicomial, lugar de desidia y abandono estatal. A esta situación llegamos por las resistencias, entre ellas la del complejo médico industrial, a transformar el paradigma de la salud mental e impulsar modelos alternativos al hospital psiquiátrico. La de Jorge es una muerte que, sin duda, podría haberse evitado.
Foto: Noelia Pirsic/ Agencia ANCCOM