Víctor Basterra fue trabajador gráfico, militante y sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada. Así como abrazamos largamente su coraje y lucha por la verdad, hoy lamentamos su fallecimiento, el 7 de noviembre.
Víctor fue detenido ilegalmente el 10 de agosto de 1979 y permaneció secuestrado hasta el 3 de diciembre de 1983. Pocos tiempo después, aún bajo una política de advertencia e intimidación personal permanente, se acercó a la CONADEP para denunciar lo que había vivido. Durante su cautiverio además de sufrir torturas, fue obligado a trabajar en el área de documentación, dedicada a falsificar documentos y tomar fotografías. Con un enorme valor logró sacar de la ESMA casi un centenar de fotografías de represores y torturadores, cuando le permitieron tener salidas transitorias. También, escondidos en su cuerpo, guardó negativos de detenides desaparecides que obtuvo de los archivos del grupo de tareas de la ESMA.
En 1984 se acercó al CELS. Su testimonio, las fotografías y documentos que aportó fueron pruebas claves para la primera denuncia detallada y minuciosa sobre las actividades de ese centro clandestino, que acompañamos desde el CELS. El 29 de agosto de 1984, en una conferencia de prensa, difundimos junto a él lo que comenzó a saberse como la verdad sobre la ESMA.
Publicamos el relato preciso de su cautiverio, así como la información sobre las personas detenidas que Basterra vio y más de 80 fotos de represores de todas las jerarquías, con sus grados, alias, en algunos casos nombre y apellido real. Por primera vez, se difundieron imágenes de los represores que actuaron en ese centro clandestino. Muches familiares se encontraron con la última imagen de sus seres queridos.
Su testimonio y las pruebas que recolectó fueron claves para el juicio a las juntas militares y las diferentes investigaciones sobre lo ocurrido en la ESMA. Este año, Basterra fue declarado Personalidad Destacada por la Legislatura de la Ciudad.
A pesar del horror que padeció, dedicó su vida a demandar justicia y a recordar a cada uno de les compañeres detenides desaparecides. Su aporte en el proceso de justicia es tan grande como su lucha por la construcción de memoria y de verdad. Su incansable testimonio y su valentía van a permanecer como legado.