Dibujo: Carlos Llerena Aguirre
Florida State University College of Law [La Facultad de Derecho de la Universidad estatal de Florida] e International Human Rights Clinic (“Clínica”) [Clínica Internacional de Derechos Humanos] observaron el juicio al exoficial naval argentino, el Demandado Roberto Guillermo Bravo, representado por Neal R. Sonnett, P.A. y Haber Law P.A., que empezó el 27 de junio de 2022, y presentan este informe neutral de los eventos del juicio. Las observaciones fueron registradas a mano y a diario por el estudiantado de la Clínica, y luego transcritas y traducidas al español para ser publicadas. Por su supuesta participación en la masacre de 1972 de 16 prisioneros desarmados y por el intento de masacre de otros tres prisioneros desarmados, un evento conocido como la Masacre de Trelew, el Demandado enfrentó un juicio civil y de responsabilidad por homicidio extrajudicial, intento de homicidio extrajudicial, y tortura según la Ley de protección de las víctimas de la tortura, 28 U.S.C. § 1350 (“TVPA por su sigla en inglés”). Los Demandantes que entablaron el caso son cuatro familiares de prisioneros supuestamente atacados durante la Masacre de Trelew, y son representados por el Centro de Justicia y Responsabilidad (“CJA por su sigla en inglés”), y por los abogados voluntarios Keker, Van Nest y Peters, LLP, y Markus y Moss PLLC, con el apoyo del Centro de Estudios Legales y Sociales (“CELS”).
Primer día – lunes 27 de junio de 2022:
Este informe resume lo que ocurrió el primer día del juicio en el caso de Raquel Camps et al. vs. Roberto Guillermo Bravo, No. 1:20-cv-24294-KMM.
La primera mitad del día transcurrió seleccionando un jurado para el caso.
Argumentaciones iniciales:
A las 2:15 p.m., el abogado de los Demandantes, el Sr. Ajay Krishnan, empezó su argumentación inicial describiendo los eventos que ocurrieron en Trelew. El Sr. Krishnan declaró que el Demandado, Roberto Bravo, con sus compañeros oficiales Luis Sosa y Emilio Del Real, fue a las celdas de la Base Naval Almirante Zar en donde se retenía a los prisioneros. Allí, afirmó, los oficiales les dijeron a los prisioneros que se alineasen a cada lado del pasillo y los abatieron. El Sr. Krishnan declaró que las afirmaciones del Sr. Bravo y de los militares de que fue en defensa propia no condicen con la manera en que murieron o la brutalidad con la que murieron, pues a una víctima se le disparó a quemarropa en la nuca y a otra víctima embarazada se le disparó repetidas veces en el abdomen.
El Sr. Krishnan arguyó que luego los militares encubrieron los eventos en Trelew y, como parte del plan, enviaron al Sr. Bravo a los Estados Unidos como asistente militar. Entretanto, recalcó, persiguieron sin tregua a las víctimas que sobrevivieron y a las familias.
El Sr. Krishnan describió a las víctimas fallecidas y señaló a los parientes de éstas presentes en la sala de audiencias (algunos parientes sobrevivientes no pudieron asistir). El Sr. Krishnan informó al jurado que éste es un juicio civil e indicó que el Sr. Bravo debería estar enfrentando un juicio penal en Argentina.
El Sr. Krishnan destacó cuatro puntos clave en la demanda de los Demandantes: (1) que el Sr. Bravo y sus cómplices conspiraron para matar a 19 prisioneros desarmados; (2) que la afirmación del Sr. Bravo de que fue en defensa propia es falsa y parte de una conspiración para encubrir la masacre; (3) que la prescripción fue pausada y, por tanto, el Sr. Bravo no puede usarla como defensa válida, y (4) que los Demandantes deben ser compensados por el sufrimiento que les causó el Sr. Bravo.
El Sr. Krishnan enfatizó que era escasa cualquier posibilidad de justicia después de la masacre debido a la dureza con la que el régimen de Lanusse trató a los “subversivos” civiles al someterlos a tribunales militares, detenciones arbitrarias y otros actos de violencia. El Sr. Krishnan indicó que un perito presentaría más información sobre el régimen de Lanusse.
El Sr. Krishan describió la fuga de la Prisión de Rawson en Chubut, ocurrida antes de la Masacre de Trelew. Argumentó que, aunque se informó que un guardia había sido asesinado, no había claridad sobre las circunstancias. Explicó que, pese a que algunos prisioneros escaparon, 19 no lo hicieron; estos últimos negociaron una rendición y fueron transferidos a la Base Naval Almirante Zar en Trelew.
El Sr. Krishnan expuso un plano del bloque de celdas en donde estaban retenidos los prisioneros en la base; extendiendo los brazos para mostrar que el corredor era más angosto que la longitud de sus brazos, mostró lo angosto del corredor entre las celdas, a lo largo del cual se ordenó a los prisioneros hacer dos filas. Señaló la única entrada, implicando lo atrapados que estaban los prisioneros, y el puesto que al guardia se le ordenó dejar antes de que comenzase la matanza. El Sr. Krishnan declaró que luego probaría que el Sr. Bravo y sus cómplices planearon las matanzas que se dieron en el bloque de celdas.
El Sr. Krishnan exhibió fotos de las armas usadas en la masacre: una pistola calibre .45 que cargaban los oficiales y pistolas ametralladoras (PAM, Pistola Ametralladora Modelo) que empleaba el personal de la base. Arguyó que la matanza fue planeada, porque los oficiales persiguieron y abatieron a quienes se metieron a sus celdas para escapar. Remarcó la declaración de respaldo que dio Alberto Camps mientras se recuperaba de heridas infligidas durante la masacre.
El Sr. Krishnan informó al jurado que los cómplices del Sr. Bravo, Sosa y Del Real, fueron condenados en Argentina en 2012 por el homicidio de 16 prisioneros y el intento de homicidio de tres prisioneros sobrevivientes. El Sr. Krishnan subrayó que el Sr. Bravo se libró de correr la misma suerte por vivir en los Estados Unidos.
Refiriéndose al alegato de defensa propia que esgrime el Demandado, el Sr. Krishnan dijo que surgió de un encubrimiento militar que implicaba repetir la historia oficial hasta el cansancio, amenazar a testigos, conducir una investigación tendenciosa, exonerar a oficiales, y silenciar a las familias y a los abogados de las víctimas. El Sr. Krishnan cuestionó la versión de los militares y preguntó por qué tantos que tenían tanto por vivir tirarían su vida por la borda con un ataque desesperado a los guardias militares.
Respecto a la defensa de la prescripción, el Sr. Krishnan aseveró que el procesamiento judicial en Argentina solo fue posible en 2005, que fue muy difícil hallar al Sr. Bravo y que recién fue ubicado en 2008 con la ayuda de INTERPOL. El Sr. Krishnan argumentó que las familias de las víctimas buscaron todo recurso posible en Argentina antes de pedir justicia en cortes estadounidenses; y tachó de irónicas las afirmaciones del Demandado de que sus clientes se tomaron demasiado tiempo buscando justicia en Argentina antes de interponer una demanda según TVPA, a la vez que aún había recursos locales por agotar antes de interponer tal demanda.
El Sr. Krishnan concluyó alegando que sus clientes merecen justicia y compensación. Recalcó que mientras las familias de las víctimas tuvieron que vivir escapando, el Sr. Bravo estuvo viviendo con toda comodidad en Miami: encabeza numerosas empresas y acumuló unos $5 millones. El Sr. Krishnan indicó que el Sr. Bravo era lo suficientemente rico como para dar a cada uno de sus tres hijos regalos de $500.000 hace unos años.
Luego, a las 2:47 p.m., el abogado de la Defensa, Steve Davis de Haber Law, P.A., comenzó su argumentación inicial diciendo “[e]ste caso es sobre los actos [del Sr. Bravo] para protegerse ante un incidente súbito. Fue una tragedia, pero fue un accidente, no una ejecución”. El Sr. Davis le dijo al jurado que para que los Demandantes prevalecieran según TVPA, debían mostrar que 1) las matanzas fueron intencionales, deliberadas y calculadas, y que 2) el caso se entabló oportunamente. El Sr. Davis afirmó que los Demandantes no podían probar ni lo uno ni lo otro—ni el primer elemento porque el Sr. Bravo respondió en cuestión de segundos y, por ende, no planeó su respuesta, ni el segundo elemento pues los eventos de que se trata ocurrieron hace 50 años.
El Sr. Davis dijo que las interacciones del Sr. Bravo con los prisioneros en Trelew fueron mínimos antes de la noche de la matanza; nunca les sirvió de guardia ni los escoltó a parte alguna de la base ni los interrogó. El Sr. Davis explicó que el contacto del Sr. Bravo con los prisioneros se limitó a una reunión diaria con los soldados vigías para preguntarles cómo se portaban los prisioneros.
El Sr. Davis dijo que los siguientes eventos ocurrieron la noche del 22 de agosto de 1972. Los cabos Marandino y Marchan llamaron al Sr. Bravo a las celdas como a las 3:00 a.m. Luego llegaron sus superiores a la escena, el capitán Sosa y el teniente Del Real; en ese momento Sosa ordenó abrir las celdas y que saliesen los prisioneros. Marandino abrió las puertas de las celdas y Marchan se fue, diciendo que no se sentía bien. El Sr. Bravo se sintió incómodo con la situación, agarró una ametralladora PAM por seguridad. Sosa luego caminó entre las dos filas de prisioneros gritándoles. En un momento dado, el prisionero Pujadas golpeó y asió el arma de Sosa y disparó dos veces. Sosa estaba en el piso y el Sr. Bravo y Del Real reaccionaron abriendo fuego para evitar que saliese herido. El Sr. Davis afirmó que la reacción de disparar fue instintiva y tomó una fracción de segundo. El Sr. Davis destacó que el Sr. Bravo en ningún momento usó una pistola—los Demandantes lo acusan de haberla usado para matar al estilo de las ejecuciones—, no entró a las celdas ni se acercó a cuerpo alguno después del tiroteo.
El Sr. Davis enfatizó que Sosa era el oficial superior en la situación y estaba a cargo de los eventos que llevaron a la matanza. El Sr. Davis afirmó que los Demandantes quieren que el Sr. Bravo pague por los crímenes de los militares argentinos, no por los suyos propios [del Sr. Bravo].
Al argumentar que los Demandantes no pueden ganar según TVPA, el Sr. Davis declaró que el Sr. Bravo actuó en defensa propia y que los Demandantes no actuaron en los 10 años de prescripción.
Para concluir, el Sr. Davis describió la vida del Sr. Bravo en los Estados Unidos e indicó que el Sr. Bravo trabajó duro por años para formarse, recibir una educación, erigir sus propias empresas y crear una vida exitosa para él y su familia. El Sr. Davis arguyó que, como los negocios del Sr. Bravo cotizan en bolsa, les hubiese sido fácil a los Demandantes encontrarlo a partir de la década de los 90, por lo que no tienen excusa para no haber iniciado antes una acción legal. El Sr. Davis dijo que los Demandantes podían haber demandado al Sr. Bravo desde 1995 en cortes estadounidenses, pero no lo hicieron; por ende, la fase de prescripción pasó ya. Por último, el Sr. Davis recalcó que la investigación militar de la masacre ya probó que el Sr. Bravo no actuó deliberadamente en ningún momento.
Las argumentaciones iniciales terminaron a las 3:07 p.m.
Primer testigo de los Demandantes:
El primer perito de los Demandantes, James Brennan, PhD, profesor de la Universidad de California – Riverside, subió al estrado y prestó juramento a las 3:29 p.m. Ela Matthews, abogada de los Demandantes por CJA, comenzó interrogando al testigo por sus credenciales. El Dr. Brennan atestó que es experto en historia argentina después de 1945 y que lleva más de 40 años estudiándola. Luego testificó que se hacía presente para brindar “el contexto histórico de Argentina, Trelew, y los obstáculos que encaraban las familias al buscar justicia”.
La Sra. Matthews le pidió describir la situación de Argentina después de la Masacre de Trelew. El Dr. Brennan caracterizó esa época de conflictiva y seguida por múltiples golpes militares hasta 1983, año en que se estableció un gobierno democrático. A las 3:40 p.m., la Sra. Matthews mostró al testigo la Prueba 1 de los Demandantes, al que el testigo identificó como el presidente argentino Lanusse, a quien describió como atrincherado en las libertades civiles del pueblo argentino.
A las 3:42 p.m. se mostró al testigo la Prueba 2 de los Demandantes que el testigo identificó como la Prisión de Rawson. El Dr. Brennan explicó que esta prisión distante se usaba para encerrar a prisioneros políticos e “invisibilizarlos” de la vista pública. La Sra. Matthews preguntó si había escuadrones gubernamentales de la muerte y el testigo lo confirmó. Cuando se le preguntó qué clase de personas eran el objetivo de estos escuadrones de la muerte, el Dr. Brennan explicó que muchas eran personas jóvenes entre 18 y 25 años de edad: estudiantes, abogados y quienes buscaban justicia contra los militares. El Dr. Brennan ratificó que un antiguo abogado de uno de los Demandantes estaba entre los objetivos.
El Dr. Brennan afirmó que también estaba familiarizado con el procesamiento judicial de las familias de las víctimas de Trelew, como los Pujadas, los Santuchos y los propios sobrevivientes. La Sra. Matthews introdujo la Prueba 111 de los Demandantes a las 4:03 p.m.; el Dr. Brennan la reconoció como la fotografía de Alberto Camps recuperándose de una herida de bala y explicó que Camps fue asesinado un año después de la Masacre de Trelew. Luego se introdujo la Prueba 114 de los Demandantes a las 4:05 p.m., la cual mostraba a Ricardo Haidar herido de bala. El Dr. Brennan confirmó que Haidar también fue asesinado un año después de la Masacre de Trelew.
La Sra. Matthews preguntó al Dr. Brennan si Argentina intentó remediar las atrocidades cometidas por los militares. El Dr. Brennan respondió que Argentina no hizo cosa alguna directamente para tratar la masacre de Trelew, pero que en 1985 se formó una Comisión de Verdad y se intentó realizar algunos procesos judiciales. No obstante, dijo que los militares comenzaron a poner obstáculos, trataron de hacer un golpe de estado y supuestamente amenazaron a quienes buscan justicia. La Sra. Matthews acabó su interrogatorio a las 4:21 p.m.
A las 4:22 p.m., el abogado de la Defensa, el Sr. Neal Sonnett, empezó a cuestionar la credibilidad del Dr. Brennan. El Dr. Brennan aclaró que no es perito en los eventos de Trelew ni está familiarizado con el juicio de Trelew; describió su propósito en el juicio como quien brinda contexto histórico. El Sr. Sonnett preguntó al testigo si tenía algún conocimiento de balística, a lo que el testigo respondió que no. El Sr. Sonnet inquirió si el Dr. Brennan sabía quién fue responsable de los disparos en Trelew y la razón del tiroteo, y el testigo dijo que no sabía. El Dr. Brennan atestiguó que nunca había estado en Trelew. Por último, el Dr. Brennan declaró que no tiene conocimiento de que el Sr. Bravo haya participado en acto violento alguno después de los eventos en Trelew y que sabe que el Sr. Bravo no estuvo en Argentina después de la Masacre de Trelew. El Sr. Sonnett concluyó a las 4:45 p.m.
Segundo testigo de los Demandantes
El segundo testigo de los Demandantes, Eduardo Capello II, subió al estrado a las 4:46 p.m. y se le tomó el juramento. La abogada de los Demandantes por CJA, Claret Vargas, preguntó al Sr. Cappello sobre su conexión con los eventos en Trelew. El Sr. Capello dijo ser el sobrino de una de las víctimas, Eduardo Capello I, y el único miembro superviviente de la familia Capello. Describió ser acogido por sus abuelos después de que su familia fue “desaparecida”. Cuando se le preguntó si su tocayo tenía hermanas o hermanos, además del padre del testigo, el testigo dijo que no.
Aunque el Sr. Capello expresó que nunca conoció a su tío, porque nació después de que su tío muriera, recuerda que durante su infancia su familia hablaba a diario de su tío.
El juez Louis concluyó el proceso judicial del día a las 5:02 p.m. e indicó que el testimonio del Sr. Capello continuaría al día siguiente.