La sexta audiencia del juicio oral y público que tiene como imputados a dos policías del Comando de Patrullas de Tres de Febrero por el asesinato de Diego Cagliero y el intento de homicidio de otros siete jóvenes tuvo en el estrado a Mauro Tedesco y a Rodrigo García, dos de las víctimas del operativo policial del 19 de mayo de 2019. Además, declaró un perito de Gendarmería que confirmó que la presencia de residuos de disparos en las manos de tres de las víctimas no implica que efectivamente hayan disparado un arma.
El ingreso de Rodrigo a la sala fue en absoluto silencio. En los ojos se le notaba ya el dolor de lo vivido y los nervios por tener que recordarlo. Vestido con camisa blanca, se sentó frente al micrófono para que el presidente del Tribunal Oral Criminal 1 de San Martín, Marcelo Machado, pudiera tomarle juramento.
Rodrigo es albañil, sanjuanino, y en la cadencia de su voz se siente el origen de su dolor: “Los policías me ponían los pies en la cabeza como si fuera un animal… después me cargaron en una camioneta acusándome de que teníamos armas.. que éramos un grupo armado que íbamos a robar… yo venía del velorio de mi primo”.
Pero su relato empezó por el principio: aquel domingo de mayo estaba en Buenos Aires porque dos días antes su primo Pablo había muerto por un ataque de asma. Apenas su tía lo llamó para darle la mala noticia, Rodrigo juntó el dinero necesario para los pasajes de ida y vuelta. “Pablo era mi hermano. No de la misma madre, pero mi hermano… Viajé solo, no podíamos pagar otro pasaje, hicimos mucho esfuerzo para pagar mi pasaje”, contó.
Fue en el velorio de Pablo que conoció a Diego Cagliero y al resto de los chicos con los que después del entierro decidieron ir a la plaza del barrio Los Altos de Podestá a comer un asado en honor a su primo. Rodrígo sí conocía a Ángel Bramajo, él había viajado a San Juan alguna vez con Pablo y habían parado en su casa. Fue Ángel el que lo convenció para que se sumara al asado. “Vamos a despedir a Pablo como a Pablo le hubiera gustado”, le dijo y a Rodrigo eso le alcanzó.
“Ellos juntan plata para hacer las compras… Ángel me pide que lo acompañe. Vamos en una traffic a comprar. Llegamos a un supermercado, se bajan los chicos a comprar y yo me quedo con Ángel charlando. De repente veo que salen discutiendo con una persona que no sabía quién era. Los chicos le devuelven algo. Ahí Ángel se baja y los reta: ‘Boludos, dejensé de joder, es la tráfic de mi laburo’”, contó y aclaró en más de una oportunidad que él no se bajó nunca de la camioneta.
Rodrigo es claro, se entrecorta para tomar agua, para tratar de tranquilizarse, pero sigue: “En un momento salimos a Márquez… cuando vamos llegando a una esquina, un patrullero choca a Ángel, y Ángel intenta esquivar… de repente la policía empieza a los tiros. Muchísimos… más de 15 disparos… empiezan a disparar. Me tiro hacia la falda de Ángel para cubrirme. Era como que tiraban piedras a la chapa. Uno de los chicos estaba herido, se agarraba la panza pidiendo ayuda enchastrado en sangre, atrás mío veo a Diego recostado sobre los asientos ya sin vida”.
Según recordó Rodrigo frente al jurado, la camioneta frenó a unos diez metros, entonces la policía los hizo bajar: “Nos empiezan a amenazar: ‘quédate quieto o te mato, tirate al piso”, me dijeron y me agarraron de los pelos, me patearon, me esposaron, me quebraron dientes, me rompieron la boca”, dijo llorando.
“Alguna vez utilizó armas de fuego”, le preguntó la abogada del CELS, Agustina Lloret y Rodrigo no dudó: “Jamás en mi vida he tenido armas de fuego. Nadie disparó. Jamás vi que alguno de los chicos tuviera un arma de fuego”, dijo.
En la audiencia también declaró Alicia Dominga Montenegro, tía de Rodrigo, madre del chico fallecido por asma. En su testimonio confirmó el relato de su sobrino y dio detalles sobre el vínculo personal que tenía Diego Cagliero y Ángel Bramajo, otro de los jóvenes que iba en la camioneta, con su hijo fallecido.
“Sentía que me moría”
Mauro Tedesco al igual que Rodrigo iba en la camioneta Fiat Ducato tipo furgón que fue baleada por la policía aquel 19 de mayo. Una de esas balas asesinó a Diego Cagliero. Otra le dio a Mauro en el abdomen. En la quinta audiencia, un perito médico había explicado que las heridas causadas por ese disparo pusieron en riesgo la vida de Mauro. Él no necesitaba esa confirmación, fue algo que sintió apenas notó que estaba herido. “Le dije a Emanuel que le diga a mis hijos que los amo, sentía que me moría”, dijo.
En su declaración, Mauro contó el episodio del supermercado, la discusión con el guardía de seguridad por una caja de hamburguesas y la salida en la camioneta hacia Los Altos de Podestá. Después, la balacera: “Fueron milésimas de segundo, escuché rafagazos de bala, varios disparos… Balas que entraban por todos lados de la camioneta. Siento un disparo en el cuerpo, entonces le pido Ángel que frene que me sentía herido de bala”. Según contó Mauro, la bala le ingresó en la zona de la ingle. Ensangrentado bajó de la camioneta como pudo y se tiró al piso por órden de la policía. “Les pido que no me hagan nada porque estaba herido… Ahí vi a Emma y me desmayé. Fue todo muy rápido”.
Mauro recuperó el conocimiento en la ambulancia solo por un instante. Volvió a despertarse a los dos o tres días. En ese momento se enteró de que lo habían operado y la gravedad de las lesiones. Todavía hoy sufre las secuelas: una hernia en el estómago que le impide conseguir trabajo ya que no pasa ningún examen preocupacional.
“¿Algo más que usted recuerde de aquel día?”, le preguntó la fiscal María Fernanda Billone. “Me mataron a un amigo”, contestó Mauro.
Más peritos que abonan la idea de armas plantadas
En el inicio de la jornada, declaró el perito de Gendarmería, Fernando Martín Báez, que en 2019 trabajaba en la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses, más precisamente en el Departamento Fisicoquímico Instrumental. Como tal, fue quien realizó las pericias con la técnica de microscopio de barrido electrónico sobre las muestras de adhesivo de carbono tomadas por la propia Gendarmería de las manos de siete de las víctimas.
Según declaró, tres de esas muestras dieron positivas para partículas compatibles con disparo de arma de fuego. Sin embargo, Báez fue claro al explicar que eso no significa necesariamente que esas personas hubieran disparado armas. “Si disparo y voy y le pongo esposas a una persona es posible que le transfiera las partículas”, dijo y explicó que la contaminación por contacto es una posibilidad a tener en cuenta cuando este tipo de pericias dan positivas.
Otra testigo que declaró en la sexta audiencia fue Paola Noelia Figueroa, médica legista y forense en la morgue judicial de Lomas de Zamora. Ella estuvo a cargo de la autopsia que se le practicó a Diego Cagliero. A través de una videoconferencia, la doctora declaró que en el cuerpo de Diego halló un solo orificio de arma de fuego, en la cara posterior del hombro izquierdo y que el proyectil realizó una trayectoria de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha, de atrás hacia adelante, para terminar alojado en los músculos paravertebrales del lado derecho. En ese recorrido, la bala atravesó la columna y cortó la médula espinal causándole la muerte a Diego en el acto. Además, Figueroa explicó que del análisis del cuerpo se determinó que el disparo fue a distancia.
Qué se juzga y quiénes son los imputados
El 19 de mayo de 2019, Diego Cagliero y siete amigos viajaban en la camioneta Fiat Ducato. Luego de haber tenido un incidente en un supermercado de Martín Coronado fueron interceptados por efectivos del Comando de Patrullas de Tres de Febrero que balearon la camioneta causando la muerte de Diego y heridas graves en Mauro Tedesco. Los otros seis jóvenes se salvaron de milagro.
El oficial Rodrigo Canstatt está acusado de homicidio agravado por haber sido cometido por un miembro de fuerza de seguridad y por el uso de arma de fuego, y también por tentativa de homicidio agravada del resto de los ocupantes de la camioneta. Esta última calificación es la que comparte con el oficial subinspector Sergio Darío Montenegro.
Los efectivos están siendo juzgados por une jurade popular bajo la supervisión del presidente del Tribunal Oral Criminal 1 de San Martín, Marcelo Machado.La fiscal que lleva adelante la acusación es María Fernanda Billone.
Desde el CELS tomamos intervención en el caso desde sus inicios, en apoyo a la familia de Diego y al abogado Fernando Sicilia e Iván Koffman, que la representan. Luego asumimos la representación legal de otras dos víctimas del hecho, Emmanuel Albelo y Alfonso Roldán.