Luego de 46 años, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a los responsables de dos operativos desplegados por la policía de la provincia de Buenos Aires en los que seis personas fueron asesinadas y tres hermanites abandonades y rescatades por sus vecines. Se impusieron penas de prisión perpetua para el ex ministro de Gobierno bonaerense Jaime Lamont Smart, el ex comisario y jefe del Pozo de Banfield, Juan Miguel Wolk, y los ex policías bonaerenses que prestaban funciones en la Brigada de Investigaciones de Lanús, Roberto Guillermo Catinari, Héctor Raúl Francescangeli, Armando Antonio Calabro, José Augusto López y Rubén Carlos Chavez por los homicidios agravados de María Florencia Ruival, Vicenta Orrego Meza, José Luis Alvarenga, Pedro Juan Berger, Narcisa Adelaida Encinas y Andrés Steketee.
El Tribunal también condenó a la pena de 5 años de prisión a la ex secretaria del Tribunal de Menores n°1 de Lomas de Zamora, Nora Susana Pellicer, por haber sido considerada partícipe necesaria del delito de sustracción, retención y ocultamiento de les niñes María, Carlos y Mariano Ramírez y por hacer incierto, alterar o suprimir su estado civil. Marta Pons, la jueza de menores que fue autora de tan graves delitos, no llegó a ser juzgada porque murió en 1999.
Fue Pons quien, después del operativo del 15 de marzo de 1977, internó a les tres hermanites Ramírez, de 2, 4 y 5 años, en “Casa de Belén”, un hogar en la calle Pueyrredón al 1651, de Banfield, que dependía de la parroquia Sagrada Familia de Nazareth. La jueza sustrajo a les niñes de su grupo familiar y ocultó su identidad aunque la conocía, ya que había sido informada por les vecines que fueron testigues del operativo que terminó con el asesinato de su madre. La jueza sabía también de la intervención de las fuerzas armadas y de seguridad en los hechos y no hizo nada para dar con el paradero de Vicenta.
Durante los años que estuvieron en Casa de Belén, entre abril de 1977 y diciembre de 1983, les hermanites sufrieron golpizas, maltratos y abusos sexuales.
Quienes cometieron esos delitos tampoco llegaron a juicio. Por eso, para que no quedaran impunes, el tribunal también reconoció, por primera vez en un veredicto y tal como lo solicitaron la fiscalía y las querellas, el derecho a la verdad por los graves delitos de los que fueron víctimas les niñes en el hogar “Casa de Belén”. Además, dispuso dar a conocer la sentencia a las autoridades correspondientes para que la propiedad donde funcionó el hogar sea constituido como sitio de memoria.
Julio Ramírez, el papá de Carlos, María y Mariano, había sido secuestrado en 1974 y mantenido luego como preso político, acusado de tener libros prohibidos, hasta que en 1980 fue expulsado del país y se refugió en Suecia.
La jueza Pons rechazó los pedidos de Julio y de su tía, quienes reclamaban la restitución de les niñes a la familia. Durante tres años, desde la cárcel, Julio escribió cartas que no tuvieron respuesta. “No puedo aceptar su decisión porque sería aceptar mi propia destrucción como individuo”, le explicó a la jueza. “Como católico, la unidad de mi hogar, la felicidad de mi familia, ha sido mi meta. Resulta difícil entender el espíritu que alimenta su decisión”, confesó. Le pidió a Pons que le explicara “en qué momento un padre pierde la oportunidad de criar a sus hijos”, le insistió en que se los entregara a su hermana y también que “haga todo lo posible para saber cuál fue el destino de mi esposa”.
Con el acompañamiento de Emilio Mignone, fundador del CELS, Julio comenzó una pelea legal para reencontrarse con sus hijes, algo que recién logró en noviembre de 1983 tras un fallo de la Corte Suprema de la Nación que cuestionó “el neto corte ideológico” de la decisión de Pons. Mignone, Laura Conte, les abogades Alicia Oliveira, Lucila Larrandart, Octavio Carsen, y todo el incipiente equipo de salud mental del CELS ayudaron a reunir a les niñes con su padre.
Rubén García, uno de los integrantes de aquel equipo, declaró en el juicio y relató al tribunal cómo transcurrieron esos encuentros y cómo fue la restitución de su identidad y la revinculación familiar. Laura Conte, psicóloga y fundadora del CELS, no pudo hacerlo por encontrarse con problemas de salud luego de muchos años de demora en la tramitación de la causa.
Rubén recordó que en uno de los viajes de Emilio y Chela Mignone a Suecia para denunciar los crímenes de la dictadura, Julio Ramírez les contó su drama. Luego de recurrir a la Corte para revertir el fallo de la jueza Pons, Emilio convocó a Rubén, a Laura, a Elena Lenhardtson, a Matilde Ruderman y a Javier Mignone para preparar el reencuentro de Carlos, María y Mario con su padre. Solo tenían dos meses. “Sabíamos por los informes previos que su historia en esos 7 años había sido terrible en el Hogar Belén”, explicó.
En su veredicto, el Tribunal ordenó la traducción de los alegatos y la sentencia al idioma guaraní (ya que la familia Ramírez es de origen paraguayo) y comunicar su contenido a diferentes diarios para que puedan considerar rectificar las noticias publicadas los días 16 y 17 de marzo sobre los operativos ilegales que terminaron en los asesinatos de Ruival, Orrego Meza, Alvarenga, Berger, Encinas y Steketee.
En la última audiencia del juicio, Julio, Carlos, María y Mariano escucharon el veredicto tomados de las manos. Luego de 46 años de lucha, llegó el día de la verdad y la justicia. Los acompañamos con emoción.
Imágenes: Archivo del CELS 1982-1983.