Cuatro mujeres lesbianas fueron atacadas con combustible y fuego por un vecino del hotel-pensión donde residían en el barrio porteño de Barracas. Ellas vivían en una sola habitación, dos eran pareja, una estaba embarazada. Pamela falleció, Sofía está consciente, Mercedes y Andrea están muy quemadas. El atacante quiso darse muerte de manera aparatosa. Los testimonios señalan que intentaban no salir del cuarto por las agresiones misóginas y lesboodiantes que recibían.
Este hecho dramático tiene contextos: la habilitación de discursos que generan odio sobre grupos sociales como gays, lesbianas y personas trans; la aceleración de la precariedad de la vida; la marginación en la ciudad y el abordaje de la salud mental y de la indigencia con estrategias de seguridad.
Tenemos muchas preguntas que aún no podemos responder. Pero una importante es en qué radar del Estado estaban o no y cómo son los pasos del abandono estatal que precariza aún más las vidas.
Vivir en hoteles, conventillos, pensiones es una forma de ser inquilines y un modo especialmente precario de acceder a un alquiler. Las encuestas oficiales estiman que en la ciudad de Buenos Aires hay 30.656 hogares en esa situación, el 2,27% del total del territorio porteño. Muchos casos, además, en condiciones de hacinamiento crítico. Estos datos son de diciembre de 2023, cuando la desregulación de los alquileres entró como parte del DNU 70/2023. Las condiciones habitacionales y socioeconómicas se agravaron luego de esa fecha.
Esperamos una investigación que esclarezca las circunstancias y las razones del ataque. Que las sobrevivientes tengan ahora el acompañamiento necesario para salir adelante y que las autoridades estatales no promuevan el odio y la violencia.