Ex alumnos de la promoción 78 de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) realizaron un acto reivindicatorio de la dictadura dentro del predio donde funcionó el emblemático centro clandestino de detención, que hace 20 años es un espacio para la memoria. Es un hecho muy grave y doloroso, el primero de este tipo y que contó con la autorización del Ministerio de Defensa de la Nación.
El acto celebratorio ocurrió el 17 de mayo, Día de la Armada, y fue impulsado por egresados que cursaron en dictadura, durante los años en que en la ESMA convivían la escuela con el centro clandestino de detención y exterminio. Durante el acto, el grupo de militares entonó el himno de suboficiales de la Armada y algunos se tomaron fotos delante de uno de los aviones utilizados para los vuelos de la muerte, que se encuentra en exhibición.
La autorización por parte del Ministerio de Defensa habilita una canalización política de posiciones reivindicatorias minoritarias entre las fuerzas armadas y marca un precedente para que otras promociones puedan realizar actos similares.
Esta decisión va en la misma línea que otras acciones de esta gestión: el desmantelamiento de los equipos civiles de relevamiento y análisis de archivos de las Fuerzas Armadas, que aportaban evidencias en las causas por delitos de lesa humanidad; el silencio ante el homenaje en un predio militar al represor condenado a prisión perpetua Horacio Losito y la caracterización que el propio ministro Luis Petri hizo del proceso de Memoria, Verdad y Justicia como una campaña de estigmatización contra las FF.AA.
Este acto celebratorio y reivindicatorio en la ex Esma ocurrió en la misma semana en la que el presidente Javier Milei reivindicó la impunidad y los indultos decretados por Carlos Menem como forma de pacificación, omitiendo además su inconstitucionalidad.
La acción se refuerza en las redes sociales donde se viralizan las imágenes y las reivindicaciones de la violencia represiva. La idea principal de los posteos fue que el acto fue un primer paso para “la recuperación” de un predio que “se encuentra usurpado”, en referencia a su conversión en sitio de memoria.
En los últimos meses también visitaron el predio el ex militar carapintada Aldo Rico -cuando se cumplía el aniversario de uno de los alzamientos militares contra la democracia que él lideró para intentar frenar los juicios por los crímenes de la dictadura- y Cecilia Pando, referente y defensora de los militares juzgados por delitos de lesa humanidad, en ocasión del Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas.
Este hecho es novedoso en la Argentina, donde existieron visitas de integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad como parte del trabajo formativo en temas de memoria y convivencia democrática, sin que resulten problemáticas.
Las provocaciones de este tipo también vienen en aumento en otros países de la mano del crecimiento de las llamadas nuevas derechas. Es un problema en toda América latina hace varios años: sucede en Brasil, Perú, Chile, Colombia y Guatemala. Los sitios de memoria son un foco de los ataques de las derechas extremas.
En Alemania, si bien existieron incidentes desde el inicio de la instauración de los sitios de memoria en los viejos campos de concentración, en los últimos años se registró una escalada de estas irrupciones por parte de grupos de extrema derecha. Algunos directores de estos sitios lo atribuyen al contexto político y a la ruptura de los tabúes sobre el holocausto por parte de la extrema derecha. En ocasiones la provocación consiste en tomarse auto-retratos sonriendo frente a los hornos utilizados en el genocidio nazi, que luego se viralizan en las redes sociales. Algo similar a lo que acaba de ocurrir en la Argentina frente al avión de los vuelos de la muerte.