A 25 años de la creación del CELS, este artículo propone una serie de interrogantes que han continuado suscitándose en relación con su labor, y da cuenta de cómo la institución ha seguido sosteniendo la capacidad de plantear nuevas preguntas.
Señala, en primer lugar, la centralidad del problema de la pobreza y la indigencia como una cuestión central de los derechos humanos en el presente y plantea una serie de preguntas acerca de cómo abordar esta cuestión en términos de derechos.
Luego, se pregunta cómo habría que articular una propuesta de prácticas en torno de los derechos humanos que dé cuenta del presente en el cual se inserta. En relación con esto, expresa la importancia de generar propuestas y demostrar que, además de denunciar, se puede hacer. También indica la necesidad de sostener una identidad y un legado y a la vez ser capaz de abrirse y articularse con nuevos actores provenientes de experiencias diferentes. Finalmente, señala que la lucha por la defensa de los derechos humanos en las circunstancias en las que se inscribe este artículo debía abordar el desafío de generar una crítica democrática a la democracia.