Este capítulo enfatiza la importancia del reconocimiento de la dignidad de las personas con discapacidad psicosocial como deuda pendiente del Estado y de la sociedad.
Al mismo tiempo, se desarrolla el modelo social de la discapacidad, en contraste con los modelos tutelar y biomédico. A diferencia de estos últimos, que se centran en el encierro como estrategia de preservación del orden social de manera estigmatizante, el modelo social pone su foco en las barreras que le impiden a una persona ejercer sus derechos en condiciones de igualdad; es decir que centra su intervención en la recuperación de la persona como sujeto de derecho. El capítulo propone el diseño de políticas públicas para revertir la estigmatización que genera el abordaje biomédico.