1997 fue el año en que se hizo más visible y ostensible la debilidad de la democracia argentina para asegurar la vigencia de los derechos fundamentales. Se consolidó la crisis institucional que se había esbozado durante los tiempos anteriores y que, en 1997, se cristalizó en una generalizada demanda por el fortalecimiento del Estado de derecho. Marcado por los reclamos sociales, los “piqueteros” cortaron las rutas nacionales para protestar contra el desempleo y el “ayuno docente” se realizó sin pausa durante meses frente al Congreso en reclamo de un aumento salarial. También se consolidó la demanda contra la corrupción generalizada y la injusticia oficialista; y se hizo permanente el reclamo por la memoria: la Memoria Activa contra el atentado a la AMIA, memoria contra el olvido de la dictadura y memoria contra el olvido de Cabezas.