Los hechos ocurridos durante la dictadura han dejado profundas huellas en la sociedad argentina; pasados 22 años del golpe militar de 1976, no ha habido espacio para el olvido.
Tras las confesiones de Scilingo, en 1995, los hechos acaecidos hace más de dos décadas se actualizaron y comenzaron a reclamar las respuestas de todos los sectores sociales. Si bien la sociedad ha adoptado una clara actitud de repudio y condena, la actuación del Estado respecto de esos hechos ha sido cuando menos confusa.
El año 1998 transcurrió con un continuo debate sobre el pasado. Los primeros días de enero mantuvieron la atención sobre dos hechos que adelantaron lo que ocurriría en los meses siguientes. Nos referirnos a la irrupción de nuevas y descaradas confesiones sobre los métodos utilizados por el terrorismo de Estado y a la elaboración de un decreto del Poder Ejecutivo que disponía la demolición del edificio de la ESMA para construir, en reemplazo, un monumento a la “unidad nacional”. A partir de allí, los acontecimientos no dejaron de sorprender.
Si bien los puntos incluidos en este capítulo no agotan la totalidad de los hechos ocurridos, creemos que los escogidos dan cuenta, claramente de la situación social e institucional de este tema en 1998.