El cordón industrial que se extiende desde la zona norte de la provincia de Buenos Aires hasta el sur de Santa Fe, fue uno de los más bullentes focos de organización, protesta y agitación obrera en el país, durante los años 60 y 70.
La selección de este apartado agrupa a las fábricas metalúrgicas más grandes de entonces (Acindar y Dálmine), dos automotrices (Mercedes-Benz y Ford), dos astilleros (Astarsa y Mestrina), dos fábricas ceramistas (Lozadur y Cattáneo) y una textil (Grafa). Salvo las automotrices, las demás fábricas eran de capitales nacionales (salvo Techint, dueña de Dálmine-Siderca, de carácter transnacional) y, salvo Mestrina y las ceramistas, todas eran plantas que empleaban entre mil y cinco mil operarios.