Analizar las políticas sociales en el período 2000-2001, en el marco de una crisis institucional como la acontecida en Argentina, resulta una tarea compleja, especialmente, tras el abandono del plan de convertibilidad como política económica dominante en la última década, y en un contexto de severas políticas de ajuste estructural. Dicha complejidad obedece, entre otras razones, a la magnitud del proceso de reforma implementado durante la década del 90, a su rapidez y a la falta de discusión y evaluación de sus resultados.
Las instituciones económicas constituyen uno de los elementos más importantes para comprender los procesos de relación del contexto con las economías sociales y, precisamente, una característica central de la Argentina es la profunda transformación de sus instituciones económicas durante la década del 90.
La falta de claridad sobre la realidad y sobre los efectos del ajuste y la estabilización económica, al igual que los escasos análisis críticos de estos procesos, ha beneficiado enormemente a los mentores de estas políticas. En consecuencia, las evidencias en contra de la focalización de las políticas sociales, las críticas a la vigencia de un modelo económico excluyente, a las patologías que se han agravado en el mercado de trabajo y a la exclusión social, en la práctica no afectan los planteamientos de política implementados por organismos internacionales y gobiernos nacionales. Por ello, se sigue hablando del “éxito” de las reformas estructurales y se sigue mencionando que los altos índices de pobreza y de desempleo son ”efectos no deseados” del modelo.