Las instituciones policiales operan con un grado preocupante de violencia, que muchas veces se ve legitimado por los discursos en torno al crecimiento del delito y la inseguridad.
Los principales destinatarios de la violencia institucional son sectores vulnerables de la población, como los jóvenes pobres, los habitantes de asentamientos suburbanos, los inmigrantes de países latinoamericanos, los grupos de campesinos y los pueblos originarios de algunas provincias.
En este capítulo se examinan dos situaciones: los casos de violencia policial relacionados con el uso de la fuerza y las rutinas de detención arbitrarias. En una primera sección, se presentan datos cuantitativos sobre el uso de la fuerza, tomados de la base del CELS. Luego, se relatan los casos de violencia institucional ocurridos en 2008 y se da cuenta de las decisiones judiciales vinculadas a este tipo de violaciones de los derechos humanos. Por último, se analizan los estándares de privación de la libertad y la relación entre las distintas policías y los grupos vulnerables.