Las dificultades de acceso a un hábitat digno afectan gravemente a vastos sectores de la población de nuestro país, en especial a los de medios y bajos ingresos. El hábitat digno implica el acceso universal a la tierra, la vivienda, las infraestructuras básicas, los equipamientos sociales, los servicios y los espacios de trabajo y producción en un marco de respeto de los rasgos culturales y simbólicos de cada comunidad y de la preservación del ambiente, según las particularidades del medio urbano y del rural. Sin embargo, para resolver esta problemática el desarrollo territorial argentino estuvo históricamente regido por los mecanismos excluyentes del mercado.
El Consenso Nacional para un Hábitat Digno refleja el posicionamiento de Habitar Argentina, el colectivo multisectorial que el CELS integra.