La transición hacia una democracia con mayor solidez institucional y menores niveles de desigualdad involucra cuestiones centrales como garantizar la seguridad ciudadana, eliminar la tortura, mejorar las condiciones de detención para las personas privadas de libertad, democratizar el debate público y el acceso a los medios de comunicación, desterrar la discriminación por motivos sexuales, étnicos o de cualquier otro tipo, asegurar un ejercicio efectivo del derecho a la salud, a la educación y a la vivienda, y mejorar la calidad de vida de los sectores más desfavorecidos, entre muchas otras.
Este Informe 2011 puso el foco, una vez más, en la denuncia de las inequidades persistentes. Pero aportó también propuestas inclusivas con una amplia base de sustento político y social. Ese modo de construcción, que ha distinguido al movimiento de derechos humanos desde su origen, volvió a cobrar vigencia en la defensa de los valores democráticos para lograr una sociedad más igualitaria.