El barrio Garrote, en Tigre, reúne características que condensan las agendas histórica y actual de la lucha por los derechos humanos en la Argentina. Es un caso singular pero, al mismo tiempo, emblemático de las tensiones del desarrollo urbano y del rol que tienen las organizaciones de derechos humanos en este tipo de conflictos -más si tenemos en cuenta las limitaciones propias de las herramientas legales e institucionales disponibles para intervenir. Como contraparte, no sólo está el Estado, sino también poderosos actores económicos, lo que agrega complejidad a la hora de elaborar estrategias y concebir soluciones.