1997 fue el año de los “piqueteros”, grupos de poblaciones remotas que cortaron las rutas nacionales para protestar contra el desempleo; del “ayuno docente” frente al Congreso Nacional y los maestros de la escuela pública que exigían un aumento salarial. También se consolidó la demanda contra la corrupción generalizada y se hizo permanente el reclamo por la memoria: la Memoria Activa contra el atentado a la AMIA, memoria contra el olvido de la dictadura y memoria contra el olvido de Cabezas.
La pregunta que atravesó el informe anual fue ¿cuál es el alcance de esta democracia, sustentada sobre la violación de tantos derechos fundamentales? Ese año se confundieron los problemas con los avances. Mientras la policía desplegó su impunidad y las autoridades nacionales y locales ignoraban todos los reclamos por una mayor justicia social e institucional, las formas en que se expresó la demanda por la vigencia de los derechos humanos fueron cada vez más y más variadas.